Verdadero "corazón" de la ciudad de Marrakech, la plaza Djemma el Fna ocupa un amplio espacio en el centro de la medina.
En árabe significa "Plaza de la muerte", lo cual haría referencia a las ejecuciones de infieles y delincuentes que tenían lugar en esta plaza en otros tiempos, aunque djemaa también quiere decir mezquita y podría relacionarse con la explanada de una antigua mezquita almorávide que se encontraba en las cercanías y que fue destruida.
Encantador de serpientes en la plaza Djemaa el Fna |
A la mañana y hasta comienzos de la tarde se adueñan del espacio los personajes más insólitos: encantadores de serpientes, adivinadoras de la suerte protegiéndose bajo sus sombrillas, arrancadores de dientes, mujeres tatuando con henna y artistas callejeros: danzas tradicionales, músicos populares, narradores de cuentos rodeados por atentos oyentes...
Un vendedor de agua con su atuendo típico |
A los ojos occidentales este muestrario vivo de tradiciones y costumbres provocan a un tiempo asombro y curiosidad, y claro, es lógico querer fotografiar todo... pero hay que saber que Marrakech vive del turismo y es mejor estar prevenidos, pactar precios de antemano, incluso para tomar una simple foto, y evitarse malos momentos.
La animación continúa más allá de la plaza, hacia el norte, por donde se accede directamente al zoco de Marrakech, el más grande del Maghreb.
Llegando la noche la plaza se anima aún más con la llegada ruidosa de incontables carros ambulantes que invaden el espacio, proponiendo comidas típicas llenas de sabor y color: couscous caliente, cabezas de cordero asadas, ensaladas, buñuelos... todo listo para degustar en mesas dispuestas ahí mismo. Avanzada la noche, la atmósfera está totalmente invadida por el humo de las parrilladas y la gente llega hasta la plaza como atraida por un gran imán.
Una vez superados la sorpresa y el asombro que provoca toda esta multitud bulliciosa, es una buena idea refugiarse en uno de los tantos cafés-restaurantes que rodean la plaza, entre ellos el Café de Francia y el Café Argana, los más populares. Sus terrazas ofrecen un lugar privilegiado para tomar distancia de la multitud y observar todo el movimiento, todo el dinamismo de este verdadero espectáculo a cielo abierto, clasificado como Patrimonio Oral de la Humanidad por la UNESCO en el año 2001.